Recuerdos que recorren ese pasillo interminable buscando una puerta que los deje entrar. Una puerta que al abrirse no provoque ni temor ni alegría, que provoque seguridad. No lo hallan, y se chocan contra las paredes, miles y miles de veces, desesperados por ser alojados vienen a mi mente, no logran escapar, quieren salir por esa puerta, pero no pueden. Cada noche de verano, otoño, invierno, y primavera, las memorias acuden estrepitosamente y se estrellan. Intentando irse lo más rápido que pueden, su rebote, es cada vez más fuerte, lo cual las echa más adentro. Recuerdos, les pido que se vayan, yo voy a hacer el esfuerzo, no los quiero más en mi gran mente, ella necesita espacio para nuevos recuerdos mucho mejores.
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